lunes, 12 de noviembre de 2007

Ilegales

Durante la época de expansión, conquista y dominio europeo sobre los continentes: asiático, africano y americano, se diseminaron un número considerable de plantas y animales que se han establecido en lugares distintos a los de su origen ocasionando enfermedades que han resultado verdaderas pandemias de impacto global.

México es un país de puertas abiertas, ni duda cabe, es por ello que el tema de hoy es acerca de aquellas especies que sin recibir invitación llegaron para quedarse. Así, cabras, vacas, gorriones ingleses, palomas, ratas y ratones, vinieron con los dominadores españoles, trayendo consigo padecimientos al nuevo continente entre ellas: la malaria, la peste, la tuberculosos bovina entre otras.

Hasta la fecha algunos vectores o portadores de infecciones no han sido del todo controlados como las ratas que son roedores enormemente activos y voraces, destruyen objetos no comestibles incluso roen tuberías de plomo. Debo hacer énfasis en que el traslado y transporte de especies a lugares distintos a los de su origen ya sea con fines de introducción, interés cinegético, repoblación y comercio legal o ilegal, de manera voluntaria o involuntaria lleva consigo un riesgo considerable de enfermedades infecto-contagiosas para las especies nativas así como de convertirse en problema de salud pública humana o animal si no se hacen antes los estudios adecuados para estas acciones.

Evidenciando las malas políticas públicas y desconocimiento del tema en 1898 por encargo del secretario de Fomento el General Carlos Pacheco, se introdujo el lirio acuático en los lagos del valle de México, esta planta originaria del Brasil ha dado dolores de cabeza en los cuerpos lagunares mexicanos, pues como todo invasor, no tiene enemigos naturales así que puede reproducirse a sus anchas.

Otro caso fue la introducción de la hoy popular trucha gringa arcoiris, olvidando a las truchas mexicanas. La ignorancia de quienes toman decisiones incluye un costo ecológico y epidemiológico que nos compete a todos. No es pretexto que la falta de conocimiento sobre la diversidad de especies nativas siga ocasionando daños a los ecosistemas naturales. Es importante la conciencia de prevención a los seres humanos, no basta reducir la defensa del medio ambiente a las tres R, ni a comentarios simplistas de no tirar basura, el problema es mucho más complejo. Día a día en México, hay prácticas de manera irresponsable que sin medidas preventivas ocasionan impactos que en algunos años serán más evidentes.

miércoles, 31 de octubre de 2007

La tierra del eterno sol


Bordeado por la majestuosa Sierra Madre del Sur y poseedor de la bahía más hermosa del mundo, Acapulco, en el estado de Guerrero, es el puerto turístico histórico por excelencia. Famoso por sus 365 días de sol y noches de fiesta al año, cuenta con un clima cálido y húmedo constante, así como un sinnúmero de aventuras para ofrecer entre las montañas que arrulla el mar.

Por los caminos del sur: timidez detrás del progreso
Todos alguna vez durante la infancia hemos tenido el deseo de gozar bajo su sol y bañarnos entre sus cálidas aguas, y es que es tal el magnetismo del lugar, que no hay nadie que se resista a hacer su sueño realidad. Pero Acapulco es más que sol, playa, olas y atardeceres. Ofrece a sus visitantes una gran diversidad de ecosistemas dentro y fuera de los límites de la ciudad, cada uno con encantos inimaginables para explorar o sólo para admirar la belleza de sus paisajes en un descanso a la vista y al alma.

Sin temor a darle la espalda al imponente mar y olvidarnos por un momento del bronceado, subimos al poblado de Cumbres de Llano Largo localizado detrás de la escarpada montaña que domina la Bahía de Puerto Marqués. De pronto, ante nuestros ojos se descubre la tímida y desapercibida riqueza natural de la ciudad: enclavadas en los cerros encontramos impresionantes rocas de granito que saludan al visitante con pequeños reflejos de sol. Ellas nos platican que son las rocas más antiguas de la Tierra y que han sido testigos del paso de la vida por el planeta desde los dinosaurios hasta el hombre. No podía faltar, como el marco perfecto a la ciudad, el espectáculo de su bella vegetación, que se compone principalmente de selva baja caducifolia y mediana subcaducifolia. Estas selvas nos obsequian paisajes verdosos con manchones grisáceos durante los meses de diciembre a mayo, periodo que se conoce en la región como época de secas. Enfatizan su presencia el palo morado (Peltogyne mexicana), el palo gateado (Astronium graveolens) y la cyca de cerro (Zamia loddigesii) todas ellas especies protegidas bajo la categoría de amenazada y la bella orquídea (Oncidium andreanum) endémica de las costas del Pacífico (NOM-059-SEMARNAT-2001), cuyo género, Oncidium, es también llamado de la dama danzante, ya que cualquier pequeña brisa mueve sus flores como en un baile.

Bellos cuerpos lagunares rodean el puerto, destacando entre ellos Tres Palos y Laguna Negra de Puerto Marqués, en la zona oriente de la ciudad y Laguna de Coyuca hacia el poniente. En estas lagunas la vegetación predominantemente es el manglar, sobresaliendo en el paisaje el mangle rojo (Rhizophora mangle) y el mangle blanco (Laguncularia racemosa), en donde se puede observar a las aves tropicales en sus santuarios. Es sorprendente que tan sólo en la Laguna de Coyuca se puedan disfrutar 250 especies de aves.

Qué decir de las partes medias y altas de la Sierra Madre del Sur acapulqueña, donde se alcanzan altitudes de 2,000 msnm y más. El visitante puede deleitarse con el nacimiento de algunos de los ocho ríos que bañan al municipio y espléndidas cascadas con una gran variedad de fauna silvestre habitando entre su accidentado relieve, perfecto para explorar con un guía experimentado. El fuerte declive ofrece al turista osado una excitante aventura con nuevas emociones entre sorpresivos encinares y pinares a pocos minutos de la ciudad.

Nuestro presente: con la ley a favor
Durante los años 50’s y 60’s del siglo XX, Acapulco emerge como el joyel turístico con el que México se posiciona en el mercado internacional. Sin embargo, toda buena historia tiene sus inconvenientes, porque al desarrollarse la actividad turística, Acapulco crece en forma alarmante y desordenada, convirtiéndose en una ciudad cosmopolita y propiciando la inmigración de habitantes, principalmente de Guerrero y Oaxaca, que buscaban mejorar su calidad de vida. Todo esto ocasionó impactos negativos al medio ambiente, ya que con este crecimiento se eliminó de forma irracional la flora y fauna local y se contaminó directamente la bahía con aguas residuales y desechos sólidos.

Por fortuna, en la actualidad el contexto de nuestro país va transformándose y el tema de medio ambiente ocupa lugares cada vez más preponderantes para la población y hoy día, Acapulco cuenta ya con áreas naturales protegidas federales o estatales como el Parque Nacional El Veladero, El Santuario La Cañada Las Brisas, la isla la Roqueta y sus tres lagunas costeras. Los ecosistemas que ahí se protegen son muy importantes para la conservación, porque son de las pocas selvas y manglares que quedan en su frente costero y que contribuyen a mantener el microclima y la belleza escénica que lo caracteriza. Además, son fundamentales para mantener la calidad del agua y la diversidad biológica, ya que aportan nutrientes al mar y evitan la erosión de la costa, con lo que se reduce el aporte de residuos sólidos que impactan de forma negativa al medio marino. También garantizan la conservación de sitios de refugio, anidación, reproducción y alimentación ¿de qué especies? y la permanencia de poblaciones o fragmentos de ellas y su germoplasma, así como el aporte de semillas y propágulos a las comunidades adyacentes.

No es de extrañar que en estos ecosistemas destaquen la presencia de magníficas especies de plantas y animales que por su belleza o utilidad hoy se encuentran en riesgo y aparecen enlistadas en la Norma Oficial Mexicana (NOM-059-SEMARNAT-2001) con algún estatus de protección. Entre ellos podemos mencionar al murciélago narigudo (Musonycteris harrisoni), endémico y en peligro de extinción; al coatí (Nasua nasua) y al zorrillo pigmeo (Spilogale pygmaea) también endémicos y amenazados; el jaguarundi (Herpailurus yagouaroundi) inscrito como amenazado y el armadillo (Dasypus novemcinctus) una especie típica del puerto, vendida indiscriminadamente a los turistas que gustan de exhibirlos embalsamados. Entre los reptiles se encuentran la boa (Boa constrictor), la iguana negra (Ctenosaura pectinata), especies en la categoría de amenazadas, y la iguana verde (Iguana iguana) hoy sujeta a protección especial, ya que los pobladores elaboraban con ella platillos típicos de las costas guerrerenses como los tamales y el caldo “afrodisíaco” de iguana, además de que también se bebían su sangre porque se creé que le confiere valor a quien lo hace. Historias como esta, cargadas de fantasía han puesto en riesgo a varias especies en toda la República Mexicana.

¿Se imagina, amigo lector, recorrer senderos bajo el vuelo del perico frente naranja (Aratinga canicularis) y el carpintero pico de plata (Campephilus guatemalensis), ambas especies sujetas a protección especial o del loro corona lila (Amazona finschi) endémico y amenazado, en las frescas tardes con una ligera brisa marina golpeando su rostro o escalando entre las enormes rocas esculpidas por la acción del tiempo y corrientes milenarias? Atrévanse a descubrir el por qué Acapulco es siempre esplendoroso y por qué dicen los que saben que quien le ha visto, jamás le podrá olvidar.

viernes, 19 de octubre de 2007

¡Tómenle la foto del recuerdo!

El espacio del que disfruto en la Jornada Guerrero es para tratar temas de medio ambiente y Usted me hace el favor de leerlo cada semana en la sección cultural. Gracias a esto he recibido correos electrónicos de otras partes de la República y en su mayoría son de jóvenes estudiantes que muestran interés genuino por conocer más de la riqueza biológica con la que cuenta nuestro país. Desde Monterrey, Veracruz ó la Ciudad de México, me hacen inquietantes preguntas que tienen que ver con sus entornos particulares, claro que contesto todas las cartas electrónicas y prioritariamente me circunscribo a mis lectores del área.

Entre las consultas que me enviaron estaba la interrogante por saber si actualmente hay especies invasoras en Acapulco. ¡Sí! Es la respuesta y a las especies no nativas se les denomina exóticas: basta con recordar que el mosquito transmisor del dengue viene de la región etiope y que esta enfermedad es de control prioritario en nuestro municipio. Otra de las especies cuya expansión me preocupa es el árbol llamado tabachín, ese árbol de flores rojas proveniente de la región de Madagascar; y si Ustedes voltean hacia lo alto de los cerros de la Col. Morelos y la Zona de Mozimba verán como entre la franja verde y continua de selva nativa, comienza a apreciarse individuos de esta especie intercalados entre nuestros árboles.

Es preocupante porque la fauna que se alimenta de sus frutos contribuye a diseminar las semillas y por ende a que el árbol desplace poco a poco a los que son oriundos del lugar con las consecuencias que les mencionaba en la participación de la semana próxima pasada. Hay quien dice que ¡qué bueno, así se le da colorido al paisaje! Realmente es delicado dejar que estos procesos interfieran entre las relaciones naturales de los ecosistemas acapulqueños. Habrá que preguntarles a la SEMARNAT, PROFEPA, SEMAREN, PROPEG y Ecología Municipal, que acciones están realizando para salvaguardar nuestro patrimonio florístico de estos invasores. Me programaré para subir a explorar y entender mejor la situación, no quiero platicarles a mis hijos (cuando los tenga) que antes los viejos cerros reverdecían y ahora…enrojecen.

sábado, 13 de octubre de 2007

Ecomuseos: herramientas de participacion y reflexión.

Por: Biol. Beatriz Astudillo

Los ecomuseos son un instrumento importante en la educación ambiental no formal e informal, son un laboratorio de estrategias para los docentes, a quienes ofrecen un ilimitado menú de herramientas didácticas actualizadas que les permiten a sus educandos estimular y encauzar su creatividad en un ambiente que sale de su rutina habitual, rompiendo las normas cuadradas maestro-alumno que se viven en el aula; en ellos, los alumnos y el público en general pueden cuestionar libremente, reflexionar en forma particular, despiertan el deseo por participar en la solución de problemas específicos.

Los museos de medio ambiente permiten que la cultura encuentre en ellos un nuevo modelo de desarrollo en la divulgación científica al alcance de todos y en la conservación además de la educación. El reto de los ecomuseos es impactar al visitante, dejar en el él una huella profunda de que él forma parte de la naturaleza y que sus acciones repercutirán en la preservación de los ecosistemas a nivel local y de los cambios que en la biosfera (a nivel global) se efectúen; puesto que la visita que realiza será en promedio dos horas y tal vez sea solo una en toda su vida.

En nuestro país estos museos no están representados en gran porcentaje generalmente el tema de medio ambiente esta inmerso en los museos de ciencias como una sección particular en donde las acciones cognoscitivas, afectivas y psicomotoras son realizadas.

Cabe resaltar que la educación ambiental reconoce que en el aprendizaje no se pueden separar el pensamiento racional del afectivo y que los ecomuseos promueven el desarrollo de actitudes, emociones, valores, intereses, sensibilidades, motivaciones, gozo, etc. El museo de las aves en Coahuila inaugurado en 1993 es un excelente ejemplo, su misión es dar a conocer, valorar y conservar los recursos naturales de México y del mundo, a través del conocimiento de las aves, alberga a más de 2.500 ejemplares, que representan un 73% de la avifauna del país. Atrae miles de turistas a lo zona.

Los ecomuseos son una buena opción que no se aprovecha en Guerrero.

acapulcosilvestre@yahoo.com.mx

viernes, 5 de octubre de 2007

Aunque me espine la mano.


Por: Biol.Beatriz Astudillo

Ya se cayó el arbolito, donde dormía el pavorreal, y ahora dormirá en el suelo, como cualquier animal…

Hoy los ciudadanos informados y participativos analizan las acciones gubernamentales bajo un escrutinio minucioso; se acabaron los tiempos de los pretextos y las evasivas, y quienes tenemos la oportunidad de participar en medios, también tenemos la responsabilidad de contribuir con este florecimiento de conciencia; desde mis primeras participaciones en diarios guerrerenses por allá de 1999 he sido crítica de las acciones gubernamentales incorrectas priorizando las del tema de medioambiente.

Mi preocupación surge porque han pasado ya cinco meses de la comparecencia de Sabás Arturo de la Rosa Camacho en el Congreso Local ante los que “aseguró que la mayor parte de sus recursos no se va a gastos de asesores o de estudios o en programas de trabajo pagados a externos, como sucedió con su antecesor Daniel Monroy y que planteaba eficientar el área, hubo gobiernos que no invirtieron recursos, comercializaron y traficaron con animales (sic)”

Pero hasta la fecha los guerrerenses seguimos sin conocer quienes fueron estos funcionarios a los que hace referencia de la Rosa y cómo van los procesos a los que debieron ser sometidos por parte de la Contraloría Estatal y las Procuradurías de Justicia Estatal ó Federal según lo ameritaba el caso. Pues si l’águila siendo animal se retrató en el dinero, para subir al nopal, pidió permiso primero.

¿Cuál es entonces el papel de los legisladores locales? Porque garantes del cumplimiento de la Ley, lo dudo. “En su comparecencia el titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semaren), Sabás de la Rosa Camacho, aseguró que se detectaron graves irregularidades en las finanzas de la dependencia cuando fungió Daniel Monroy Ojeda como responsable, según resultados preliminares de la auditoría, por lo que el pleno del Congreso local demandó que se finquen responsabilidades”.

Afortunadamente los registros en la Jornada Guerrero existen como prueba para quienes no aceptamos la impunidad en un Estado tan castigado por esta lastimosa práctica. ¿Cuánto tiempo más tenemos que seguir esperando para conocer los resultados de las investigaciones en la Semaren señores diputados, señor gobernador, señor procurador de justicia? ¿Cuando me he de comer esa tuna, y atestiguar que la justicia es pronta y expedita como lo manda nuestra Carta Magna?

domingo, 23 de septiembre de 2007

A favor o en contra de El Veladero.


Por: Biol.Beatriz Astudillo

Tengo que aclarar que las delimitaciones de esta área natural protegida (?) federal son tema de otra participación, hoy me concretaré a externar mi preocupación por las acciones de reforestación 2007 que, con las mejores intenciones realizan algunos acapulqueños en El Veladero, coordinados por la Dirección de Ecología Municipal y con las que se pretenden sembrar algunos miles de árboles frutales y según, algunas especies nativas; ya en junio del 2006 el periódico La Jornada daba cuenta de acciones similares en una nota que decía “…al menos mil árboles de varias especies serán sembrados en el parque nacional El Veladero como parte de una campaña de reforestación de esta zona federal devastada por incendios, e incluso por la misma población".

"Entre los tipos de árboles que plantarán están de mango, cerezos, bocotes, y de especies de acuerdo al clima húmedo del puerto y aprovechando ahorita este temporal de agua pueden subsistir…”.


Esto me recordó cuando mi profesora de climatología, investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM llamó ignorante a la esposa de un ex presidente de la República porque quería llenar de cerezos a la Ciudad de México (sólo porque le gustaban) y es que esta ciudad no tiene el clima (frío) adecuado para el establecimiento óptimo de los cerezos, creo que la ocasión puede equipararse con estas acciones dirigidas por la Dirección de Ecología Municipal del Ayuntamiento de Acapulco.

Nuevamente vemos un derroche de tiempo, de recursos humanos, financieros y de árboles. En rehabilitación o manejo de ecosistemas no pueden realizarse acciones paliativas y superficiales sólo para que la población crea que las autoridades municipales están trabajando e involucrando a la ciudadanía en el “rescate de la naturaleza”.

Surgen muchas preguntas: ¿Cuál es el proyecto o plan de rehabilitación? ¿Quién lo avala? ¿Por qué reforestar con especies frutales y exóticas? ¿Quién las regará en la época de secas, que ocupa la mayor parte del año? ¿Se registró la sobrevivencia de arbolitos del 2006, para evitar sembrar a los árboles que no se adaptaron? ¿Cómo impactará esta reforestación a las dinámicas poblacionales de flora y fauna autóctona? ¿Se cuenta con estudios de impacto ambiental? ¿Qué dependencia federal autorizó las acciones? ¿Y por qué no le dieron continuidad al proyecto o mínimo la asesoría a los ciudadanos participativos?

Entonces, ¿esta reforestación está a favor o en contra del parque Nacional El Veladero? Porque se corre el riesgo de desplazamiento de especies nativas y alteraciones en los ecosistemas naturales igual o peor que las ya producidas por los invasores.

lunes, 17 de septiembre de 2007

La isla de La Roqueta


Por.: Beatriz Astudillo

Siendo Acapulqueña de nacimiento y proveniente de una familia cuyos orígenes datan desde el siglo XVIII en el puerto, me confieso ignorante de gran parte de la historia sociocultural de mi ciudad, he recorrido y disfrutado muchos lugares de la hermosa República Mexicana, cada uno de ellos me ha dejado un sin fin de experiencias enriquecedoras y me ha compartido la belleza natural con la que fue bendecido.

Pero Acapulco siempre ha estado ahí, voy y vengo a y de distintas ciudades, sin embargo el puerto me había parecido tan inamovible, fue hasta hace un par de años que al radicar definitivamente me he comprometido a trabajar para que la sociedad acapulqueña lo conozca y valore los recursos naturales de su casa. Es un camino largo y difícil el que emprendí como educadora ambiental y conservacionista, dentro de mis obstáculos están algunos docentes del sistema educativo nacional o los políticos quienes usan lo medioambiental solo en sus discursos sin que ejecuten acciones concretas en la conservación, vamos, sin que a la fecha haya resultados palpables.

El pasado fin de semana hice por primera vez un viaje a un lugar mágico…a la isla la roqueta, tuve la suerte de ir acompañada por dos amigos con quienes comparto el amor por la naturaleza y la participación en medios impresos: el oceanólogo Efrén García Villalvazo y el agroforesterólogo Roberto Otero Zaragoza. Nos dieron la bienvenida los olores fétidos provenientes de los baños de los restaurantes; observé árboles exóticos como el tabachín que amenazan con desplazar a la flora nativa además de envases y envolturas de comida chatarra por los senderos.

Esta isla es un espacio desaprovechado, con una inversión mínima puede convertirse en un jardín botánico, en un centro de educación ambiental (CEA), en campamento con prácticas de deportes extremos (bien planificado claro está) y otros, además puede ser parte integral del programa de la SEG en materia de medio ambiente. En la isla se encuentran árboles protegidos por la NOM-059-SEMARNAT-2001 y otros, de los que la población desconoce sus usos tradicionales y cuyo conocimiento debe formar parte de nuestra cultura.

La isla no debe ser rehén de las cooperativas lancheras, ni de los restauranteros, hay irregularidades visibles que pareciera que las autoridades pasan de largo. Acapulco tiene recursos naturales para competir en ecoturismo con otras ciudades, ya basta de copiar modelos inadecuados, el secreto consiste en resaltar su belleza natural, conocerla es el primer paso, valorarla el segundo. ¿Pero esto se podrá hacer algún día? Sí, cuando tengamos administradores gubernamentales visionarios, inteligentes con compromiso y amor por Acapulco.